martes, 17 de septiembre de 2013

Eso que llaman rutina.

Después de un verano jodido por tener que estudiar una vez más, me encuentro después de realizar mis pruebas extraordinarias "en paro". Disfrutando de un pequeño y, algo así como, merecido verano de alrededor de 11 días libres en los que me tiro horas viendo películas pendientes y cómo no... Tanto tiempo libre me hace qué pensar en chorradas. Dar vueltas a todo aquello efímero mientras tengo al lado a mi rutina dándome vueltas a la agenda mental. Qué debo hacer, pensar, decidir o pasar de largo. Ahora no. No tengo horarios. No tengo decisiones. Puedo pasar... pero soy propensa a pensar mucho en gilipolleces.

Estoy sentada ahora mismo aquí escribiendo, cosa que es ciertamente una novedad... Pienso en cómo decir que a veces cuesta acostumbrarse a algunas personas, sobretodo las que en cierto modo te importan. Tienen algo que te gusta, y ese algo te impulsa a seguir con ella, a pesar de que, como en todos los casos sin excepción, haya otras muchas que debas de pasar por alto. Pasas por alto porque te importan. Incluso puede tratarse de cosas que a otros no se lo permitas pero en cambio... a él se lo perdono todo. 

No pienso que eso me haga una ser una idiota. Es gracioso que a pesar de que es algo que en el fondo te molesta, aún más en el fondo te gusta. Es hermoso ese sentimiento. Notas que a pesar de todo, es perfecto. Los defectos no dejan de ser cualidades y no tienen por qué no gustar. Es otra forma de demostrar cómo es esa persona. Una atributo más.

domingo, 24 de febrero de 2013

La gente tiene la costumbre de buscar personas que tengan mucho en común con ellas mismas, y no se dan cuenta que así, después de follar, no van a tener temas de conversación. 

Yo creo que las discusiones tienen más trama que una conversación normal. Discusiones guays, no chungas, me refiero. En plan: Yo creo que los Beatles son mejor que los Rolling. A mí esas conversaciones me enamoran. Además, después de las discusiones siempre se tienen más ganas de hacer el amor. La reconciliación, ya sabéis, ese comodín para echar un buen polvo.

martes, 19 de febrero de 2013

A tomar por culo a la izquierda.

Esa gente que tiene una brújula en la cabeza que sólo le da vueltas. Esa gente. Tú no perderás solo el Norte, también el Sur, el Este y el Oeste. Y el problema es cuando te dirige un GPS y te da ya todo igual, y ya es tarde. 
Ya no sabemos qué es un mapa. Ya no sabemos ni a dónde vamos. Nos dirigen los demás. Dirigidos por satélites de pacotilla. Con voces sin alma que nos hablan y nos dan indicaciones. De eso vivimos ahora. Ya no nos paramos en una cuneta, y sacamos un mapa con mil caminos y viajamos con el dedo sobre él, tomando nuestras decisiones. Perdiendo el tiempo en nosotros. Dejando la suerte en nuestras manos, debajo de un sol de verano.

Nos da todo igual. Nos da igual que el tiempo sea una línea recta. Queremos curvar esa línea. Queremos muchos máximos relativos. Buscamos un máximo absoluto. Pero no nos damos cuenta que solo creamos mínimo y parábolas que nos llevan a un infinito finito. Cumplimos años y no sabemos para qué.

Miramos al cielo y no decimos nada. 

Mira que hay vicios en la vida que nos satisfacen más que lo que haces tú. Vicios que nos dan placer. A mí y a ti.



No leerás esto. O tal vez sí. Solo te aconsejo, que tires ese GPS y mires el mapa y me digas hacía dónde quieres ir. Pero antes, sal del polo norte y deja que la brújula indique tu Norte. Yo no dudo en acompañarte y hacerte compañía en esa cuneta.

domingo, 17 de febrero de 2013

Domingo. Feo día. Bonito para escribir.

Hoy es domingo.

Como cada domingo, me despierto por la mañana sin razón alguna. Despierto sola. A las tantas de la mañana, sin ganas de empezar el día. No tengo ganas de desayunar, ni siquiera de desear los buenos días a mis padres. No echan nada en la televisión. Bueno, hoy sí, la película de Tron de 1982, pero ya ha empezado, ¿qué gracia tiene eso?. Miro el móvil. Ni un nuevo mensaje, ni una llamada, ni una interacción en twitter, ni un evento nuevo en Tuenti. Dulce domingo, sí señor.

Me siento en la silla de mi escritorio y enciendo el ordenador. Tarda en arrancar. Coloco un poco los libros de mi mesa, miro el móvil, miro tu última conexión en el WhatsApp y me pregunto qué estarás haciendo ahora. Te deseo los buenos días; tardes si ya te has bebido el bermú del aperitivo. No respondes.

El ordenador ya se ha encendido. Espero a que termine de abrir los mil programas que tengo instalados, de los que más de la mitad no uso y tienen mi disco duro hasta arriba. Miro mi fondo de pantalla de Nueva York y deseo coger un avión en ese momento para perderme en esas calles, en esas azoteas de esos rascacielos que acarician las nubes con sus largas antenas que nadie sabrá para qué servirán.

Entro en twitter y escribo el primer tweet del día:

"Buenos días, ah, no, espera, que es domingo. "Bueeeeeenos díaaaaaaas""

Dejo pasar los minutos cuando empiezo a leer tweets de los demás. Empiezo a no ser la única que ha tachado hoy en su calendario: "17 de Febrero, DOMINGO", y en letra pequeña ponga: "Autodestrucción MODE ON".

Serán las doce y media de la tarde. Tendré que empezar a estudiar, pero alargo el medio día haciendo cualquier cosas menos eso. Mirando twitter, escribiendo cualquier cosa en WhatsApp y, abriendo y cerrando Tuenti cada dos por tres -como siempre-. Pero sobretodo, escuchando música.

La música siempre viene bien cualquier día de la semana, pero los domingos es... primordial, por así decirlo. El problema es... ¿Qué escucho? No se puede escuchar cualquier cosa. No necesitamos alterarnos. Tampoco necesitamos echar más de menos a alguien. Y tampoco queremos sentirnos peor de lo que estamos. Escuchamos algo que siempre nos alegra el día. Algo que nos comprenda y comparta nuestro domingo.

Leo un tweet sobre Amaral, y me inclino por ello. Empiezo a sentirme mejor. A recordar tiempos pasados, por ejemplo cantando Amaral en mi clase de música cuando vivía en Zaragoza. Amaral siempre me ha animado... Me da ganas de salir a la calle con mis mejores cascos e ir cantando sus canciones a voz en grito. Desahogarte así es muy bonito. Pero esto no dura demasiado.

Sigue siendo domingo... y sigo echándote de menos, y no das señales de vida. La música sigue. El reloj ya marca la una y cuarto de la tarde, y mi madre me pide que me duche porque me darán las tres. La línea temporal de mi madre pasa demasiado deprisa.

"Después de comer, estudio". Estudio para distraerme. Para dejar de pensar en ti, de echarte menos. Me dan ganas de apagar el móvil y no saber nada de nadie. Apagar el twitter, para no acordarme de que hoy es Domingo y posiblemente no te vea.

Quiero apagarme yo y no despertarme hasta que no me digas que dónde estoy y si me puedo bajar un rato, que me echas de menos... y tienes ganas de verme. Será entonces cuando pienso que ya puede ser domingo, lunes o el día que sea, que si es contigo... puede durar ese día lo que quiera.

He vuelto. El por qué.

Aquí estoy de nuevo. No sé cuánto tiempo llevo sin escribir aquí. Pero vamos a lo que nos pica, ¿por qué he vuelto?

Bueno, pues es que hace unos días recibí un correo de una persona que no conozco diciéndome que le gustaba una de mis entradas y que a ver si revivía este blog. Me hizo qué pensar. He de decir que hace ya un buen tiempo -bastante largo- perdí mi musa, y mis escritos ya no son de diez, como lo eran antes. Pero creo que veo una esperanza, posibilidad, o como queráis llamarlo de que posiblemente la señora Musa vuelva de sus permanentes vacaciones.

Tengo Twitter (@estefanmcfly), y básicamente lo uso para desahogarme. El problema es que me desahogo demasiado. Escribo demasiados tweets -posiblemente 100 al día- y la gente como que flipa bastante conmigo. Tengo mucho que decir y en 140 caracteres, pues como que no me da para nada.

Lo que he pensado es: un blog tiene muchos más caracteres y puedo hablar de lo que quiera... y a la gente posiblemente le guste y posiblemente se queje menos. Escribir relatos, narraciones, opiniones. Detesto los blogs de noticias. Tengo el periódico, no necesito que me informéis de cosas, NECESITO QUE OPINÉIS SOBRE ELLAS.

Así que, como tengo un poco de mono y quiero empezar con unas cosillas que he estado pensando hace un ratito en la ducha -VIVAN LAS DUCHAS-, voy a dar por acaba esta nueva portada a este blog.

Espero que os guste las próximas entradas y que yo por fin pueda disfrutar escribiendo para vosotros sin que os quejéis.

Un saludo.

Empiezo.

A tomar por culo a la izquierda.


Esa gente que tiene una brújula en la cabeza que sólo le da vueltas. Esa gente. Tú no perderás solo el Norte, también el Sur, el Este y el Oeste. Y el problema es cuando te dirige un GPS y te da ya todo igual, y ya es tarde. 
Ya no sabemos qué es un mapa. Ya no sabemos ni a dónde vamos. Nos dirigen los demás. Dirigidos por satélites de pacotilla. Con voces sin alma que nos hablan y nos dan indicaciones. De eso vivimos ahora. Ya no nos paramos en una cuneta, y sacamos un mapa con mil caminos y viajamos con el dedo sobre él, tomando nuestras decisiones. Perdiendo el tiempo en nosotros. Dejando la suerte en nuestras manos, debajo de un sol de verano.
Nos da todo igual. Nos da igual que el tiempo sea una línea recta. Queremos curvar esa línea. Queremos muchos máximos relativos. Buscamos un máximo absoluto. Pero no nos damos cuenta que solo creamos mínimo y parábolas que nos llevan a un infinito finito. Cumplimos años y no sabemos para qué.
Miramos al cielo y no decimos nada. 
Mira que hay vicios en la vida que nos satisfacen más que lo que haces tú. Vicios que nos dan placer. A mí y a ti.

No leerás esto. O tal vez sí. Solo te aconsejo, que tires ese GPS y mires el mapa y me digas hacía dónde quieres ir. Pero antes, sal del polo norte y deja que la brújula indique tu Norte. Yo no dudo en acompañarte y hacerte compañía en esa cuneta.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Broma telefónica y viceversa


Miro la pantalla del móvil y pone: Nº Privado. Y pienso, quién será el que me llame. Entonces recuerdo que hay muchas posibilidades de que sea alguien que se aburre a las 5 de la tarde y quiera hacer una broma telefónica a alguien, entonces reflexiono y a continuación descuelgo la llamada y digo así:

-Antes de que empieces con la broma sólo te aviso que por muy buena que sea, aquí el que paga la broma eres tú.

Me han colgado.